Manifiesto previo “SALVEMOS EL MUNDO RURAL AGREDIDO”
Manifestación 5 de octubre en Madrid
En los últimos años asistimos a una colonización sin parangón de los territorios rurales y al desembarco del gran capital y de fondos especulativos con proyectos extractivistas en una carrera frenética por el control de sus recursos, sin ningún respeto al medio ambiente y ajenos por completo a las necesidades de la gente que habita en pueblos y comarcas amenazados cada vez más por la despoblación.
Desde 2019, cuando la sociedad lanzó un grito de auxilio en una gran concentración en Madrid, no hemos mejorado en la situación de la España vaciada, no se ha adoptado un plan de medidas coherentes y efectivas que revierta el proceso de pérdida de población de amplios territorios, ni se han aprovechado los fondos de la Unión Europea para hacer frente al desequilibrio territorial y a las desigualdades del mundo rural. Al contrario, esos fondos se han utilizado en proyectos extractivistas, disfrazados como exigencias de la transición energética o de interés estratégico, y que solo contribuyen a la despoblación, la desigualdad, y la destrucción del espacio natural y nuestra soberanía alimentaria. Desde 2019, el mundo rural es, cada vez más, un territorio de sacrificio, y no lo vamos a permitir.
Por todo esto, más de 400 plataformas que luchamos unidas en diferentes frentes defendiendo estos territorios, queremos sumar a toda la sociedad para exigir al Gobierno nacional y todas las comunidades autónomas en una gran manifestación el 5 de octubre que “SALVEMOS EL MUNDO RURAL AGREDIDO”.
Nuestra protesta se centra en tres grandes ejes:
Denunciar las agresiones que están sufriendo nuestros territorios rurales.
Exigir un cambio profundo en las políticas aplicadas al mundo rural (no queremos ser tierra de sacrificio).
Proponer medidas que amparen los ecosistemas naturales y sociales del mundo rural.
Sobre estos tres grandes pilares se sostienen muchas luchas:
La ocupación de los territorios por las macrorrenovables, con centrales fotovoltaicas y eólicas de dimensiones descomunales que invaden los paisajes, al amparo de una supuesta transición ecológica que no respeta ni el patrimonio natural ni los sectores económicos del medio rural, como la agricultura, la ganadería o el turismo rural. A la vez, están paralizando y no fomentando el autoconsumo y las comunidades energéticas que son las soluciones que benefician a la sociedad en su conjunto.
La avalancha de cientos de proyectos de fábricas de biogás y biometano que invaden la España vaciada y que nos sumergirá en un círculo vicioso: producir más residuos para obtener más energía destinada a la demanda extranjera. Esta actividad inundará nuestras tierras y aire con contaminación, hedores y pestilencias, afectando la calidad de vida y salud de la comunidad. Esta degradación del entorno fomentará el aislamiento y forzará el abandono de nuestros hogares y sustento.
La proliferación de macrogranjas, modelo de producción agroindustrial dependiente del mercado global y altamente contaminante, pone en serio peligro nuestros recursos hídricos.
Frente al modelo agroindustrial y mercantilista, reclamamos una Política Agraria Común (PAC) que respalde un modelo de agricultura y ganadería familiar y sostenible. Nuestro objetivo es generar alianzas entre el mundo rural y el urbano, apoyando a los pequeños agricultores y ganaderos. Este modelo de ganadería extensiva y familiar, crucial para el cuidado del monte y la prevención de incendios, nos permitirá garantizar una soberanía alimentaria de calidad.
La presión sobre el agua: agotamiento de fuentes de agua, utilizadas en beneficio de producciones intensivas que destruyen los ecosistemas y contaminan los acuíferos, y también al servicio de nuevos usos industriales o tecnológicos (como los centros de datos) o de un modelo turístico insostenible.
Los nuevos proyectos del extractivismo minero a gran escala para hacerse con el control de los minerales y tierras raras que necesitan las nuevas industrias tecnológicas y energéticas, que destruyen los paisajes, contaminan los acuíferos y esquilman los recursos, y no tienen consideración por la “minería urbana” como forma avanzada de reciclaje y recuperación de materiales.
La falta de vías de comunicación en los territorios de la España vaciada, que dificulta su desarrollo en igualdad de condiciones y la condena al desequilibrio territorial. Seguimos asistiendo al desmantelamiento de vías de tren que vertebraban el territorio y a la supresión paulatina de líneas regulares de viajeros (autobús), que ya no llegan a muchos pueblos con los nuevos mapas concesionales del Ministerio de Transportes. No nos resignamos a una demora sine die de inversiones necesarias en vías de comunicación planificadas por el Estado hace décadas.
Asimismo, reclamamos medidas que garanticen la movilidad de las personas para evitar el aislamiento y la exclusión social. Es fundamental asegurar el acceso a servicios y derechos básicos como la alimentación, medicinas, cultura, educación y ocio, especialmente para quienes no disponen de medios de transporte propios.
Exigimos más inversión para el mantenimiento y mejora de servicios públicos, sobre todo los más esenciales como es la atención sanitaria y la educación, que den respuesta a las necesidades de la población que permanece, en su mayoría personas mayores, y favorezcan el asentamiento de nuevos pobladores, que difícilmente optarán por vivir en territorios carentes de servicios básicos.
Reivindicamos políticas de vivienda para el territorio rural, en especial planes de rehabilitación y construcción de vivienda pública para alquiler social, que favorezcan el asentamiento de nuevos pobladores y la emancipación y retorno de población joven.
Demandamos un incremento de presupuesto y dotaciones de los efectivos antiincendios, la no privatización de estos recursos y una planificación de prevención de incendios anual y estructurada.
Más información: www.salvemoselmundorural.com
Contacto: salvemosmundorural@gmail.com